Texto y fotos: Rolando Pujol
El Rodeo es un deporte extremo que comenzó a practicarse de manera informal desde comienzos del siglo XIX, por los cawboys norteamericanos. Se trataba de emular habilidades y destrezas en el manejo del ganado, en la monta de toros y caballos, en el uso de los lazos y hasta en la utilización de la fuerza bruta, para dominar a animales salvajes. En México, otra estirpe de rudos vaqueros, los charros, con sus grandes sombreros que impedían que desde los árboles les atacaran las serpientes, también organizaban sus justas de doma y acarreo de ganado, muchas veces compitiendo y apostando con sus vecinos del norte. A Cuba llegó el ganado bovino con los colonizadores españoles, quienes junto con el caballo, lo introducen en el siglo XV en las Américas, trayendo las ancestrales técnicas europeas para su manejo. Llegada la influencia del rodeo, desde Estados Unidos y México a comienzos del siglo XX, los vaqueros cubanos asumieron estilos de vida y atuendos característicos de la profesión en los mencionados países, como las botas de punta fina, los jeans, las camisas a cuadros y los sombreros tejanos o de charros.
En esto, sin dudas, el cine fue una influencia determinante. La música de mariachis, también se convirtió en la preferida de los vaqueros cubanos, y es la que más se escucha en las ferias y rodeos de fin de semana en los pueblos rurales del país. Todos los años, con motivo de las grandes ferias agropecuarias que se celebran en La Habana, el Rodeo de Rancho Boyeros, abre sus puertas para los competidores nacionales y extranjeros. También participan mujeres, que muestran notable destreza en el lazo, el coleo (tumbar a una res halándola por la cola), las escaramuzas o cabalgatas coreográficas y las carreras con barriles. Los hombres se distinguen en la monta de toros y el derribo y enlace de novillos.
La monta de toros es la más fuerte de las competencias, pues se trata de mantenerse 8 segundos sobre animales que pesan más de mil libras y saltan como demonios, donde a veces los vaqueros sufren patadas y embestidas demoledoras.