LENNON Y SUS ESPEJUELOS PERDIDOS EN LA HABANA

Texto y fotos: Rolando Pujol

El 8 de diciembre de 1980 murió asesinado en Nueva York, John Lennon. En La Habana, en este año 2018, en comparación con otros años, la fecha paso casi inadvertida. No obstante decidí rendirle un homenaje personal al músico británico visitando el parque de 15 y 8 en el Vedado, donde está la estatua que a tamaño natural, le hizo el escultor cubano José Villa Soberón, en el año 2000 al conmemorarse el 20 aniversario de su muerte.

Sentado en un banco del parque, el Lennon de bronce, nos mira con la misma actitud del que nada tiene que preocuparse y al cual le importa un rábano lo que pasa a su alrededor.

Sin embargo, el viejo Pepe, el barrendero que pasa su escoba por los alrededores de la estatua sedente, se toma su tiempo para quitar las hojas secas y tener el lugar impoluto para los visitantes.

Al pasar por su lado y verme con la cámara, Pepe me saluda y me señala para una mujer que me sonríe y rápidamente le coloca a Lennon unos espejuelos.

_Mire, pa´que le haga la foto- me dice la mujer.

Por supuesto que la rápida diligencia de la «guarda estatua», debía estar correspondida con un «detalle» y le devolví la sonrisa poniendo en su mano un cuc (equivalente casi a un dólar).

Cuando terminé las fotos, le quitó otra vez los espejuelos y Lennon, se quedó desamparado nuevamente en su miopía.

_A los pocos días de que pusieran la estatua ahí, le robaron los espejuelos- dice Pepe, ajustándose los suyos a la nariz.

_Desde entonces, los que cuidamos el parque le ponemos y quitamos los espejuelos, pa´que los «yumas» le hagan las fotos- reafirma con aires de responsabilidad la mujer ya entrada en su sexta década de vida, que resultó llamarse Carmelina.

El incidente llegó a comentarse en la prensa por aquella época, tildando el hecho de vandalismo. El escultor Villa Soberón, se comprometió a hacerle a Lennon, otros espejuelos que en tiempo record volvieron a ocupar el lugar de los anteriores y de paso los aseguró con tornillos. Se le puso a la estatua una guardia día y noche. Una semana después, en un pestañazo que dio el vigilante por la madrugada se los birlaron. Lennon amanecía otra vez sin espejuelos y así se quedó.

Apenado por el incidente y para salvar la honra de los sacrificados «guarda estatuas», uno de los viejitos custodios, se tomó el tema muy en serio y quiso tenderle una trampa al ladrón de espejuelos. «A ese cabrón, yo lo voy a coger – decía- y le colocó a Lennon una armadura que a duras penas le ajustaba en la punta de la nariz y le montó sitio permanente al depredador. Cuando terminaba la guardia se los quitaba y al día siguiente se los volvía a poner.

Una mañana, llegaron unos turistas en un descapotable y Armandito, que así se llamaba el viejito, le puso los espejuelos a Lennon. Los «yumas» como suelen decirle en Cuba a los turistas, se hicieron una montaña de fotos y al retirarse, le pusieron en la mano a Armandito un dólar, verde como una lechuga y el humilde anciano, que nunca había tenido un dólar en sus manos, se dio cuenta de que el músico desde el más allá, le había premiado por su buena acción.

No paso mucho tiempo para que los otros custodios, se dieran cuenta del negocio y como Armandito no prestaba sus espejuelos, cada uno se buscó los suyos, de esta manera Lennon dispuso de la variedad de armaduras, con las que posiblemente no soñara tener en vida.

Así pues, como no hay mal que por bien no venga, el robo del trasnochado fetichista, le dio vida a los honrados viejos cuidadores de la estatua, durante casi dos décadas. La categoría de «quitador y ponedor de espejuelos» , es una profesión única que no paga impuestos, pues depende de la generosidad de quienes visitan el parque, pero que siempre deja una «tierrita» para equilibrar el salario.

El Parque de «John Lennon» como se llama ahora el parque de 15 y 8, es uno de los lugares donde muchos turistas van de peregrinación y muchos cubanos amantes de la cultura británica, los Beatles, las motos y autos clásicos ingleses, que todavía circulan por las calles habaneras, también le rinden culto y homenaje.

El misterio de los espejuelos robados, nunca fue resuelto. Se supone que algún fanático extremo de los Beatles, se los robó, alucinando con que tendría para sí algo que le pertenecía a Lennon. Recordemos también que fue un enfermizo admirador quien lo mató en 1980.

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